Tristeza a las 11:19

Volver a casa adormece el cuerpo y las ganas,
agrieta la carne,
paraliza los huesos y los relojes.
Saberte así, tan horizontal y sin bombear palabra,
produce un dolor cierto,
lo más cierto que he sentido en mi vida.
Y no quiero caer en metáforas,
porque es una pena real,
tan real que da pena.
Sabes que pienso en serio
cuando me imagino volviendo otra vez;
alquilar un piso cerca del de mamá,
en nuestro antiguo barrio,
visitarte tres veces por semana,
arreglar las flores, 
limpiar tu nombre en el mármol.
Mirar por la ventana
y contar los días que llevas sin llamar,
 los meses que llevas sin venir,
los años que llevas sin celebrar tu cumpleaños.
Y así un día y luego otro,
porque no hay ganas,
Porque no hay tiempo
para ellas tampoco.

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