Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2013

Crevillent en Semana Santa

En el número trece, arriba, las ventanas estaban cerradas, de los balcones colgaban mantos, que anunciaban Semana Santa.   Monaguillos portando velas, aburridos de seguir al muerto, cae la cera, pies descalzos, tambores rompiendo el silencio.   Manolas sin Alhambra, con falda corta y largo manto, supongo que irían rezando, aunque alguna de ellas hablara.   Por el número trece, arriba, cerca del ayuntamiento, pasaron Las Tres Marías y un coro de voces en negro, cantaban sin alegría...   ¡Es noche de fe e incendio!       

Barcelona y tú

Los taxis, como avispas,  zigzagueaban por Gran Vía,  desde Gracia hasta tu calle, desde La Rambla hasta la mía.    Barcelona, ¡perezosa! despeinada todo el día dejas los platos en la mesa   tienes la ropa aún tendida. Me aprendí tus calles en verano me bebí tu vino  me enamoré despacio Corrí sincera a agradecerte todo lo que me has dado. ¡Tanto tiempo para esto! ¡Tanto tiempo esperando! ¡No es verdad que por tí fuera! Dejarlo todo y seguir andando. ¡Qué ceguera! ¿Recuerdas? Todo esto lo vengo hablando, desde hace trece años y desde diciembre algunas veces  de vez en cuando...     

Teatro

Y le escribo a Dios, al Universo, a los atormentados, a los muertos.   El amor me hizo daño, ¿No lo ves? ¿No lo entiendes? De migajas me alimento   ¡Pero qué banquete frente a mí! ¿Qué hago yo con todo esto? No lo quiero y tengo hambre, es demasiado...   No lo merezco.    Y no es por tí,  lo juro, ¡Mírame!  Aún soy pequeño.   Déjame con mi cruz, déjame con todo esto.   ¿A qué esperas?  ¡Vete! Si me miras, no me encuentro.   Estoy hecho de penas   y de duelos, para mí no hay planes  deberías saberlo...                                  

Paisaje con dos tumbas [...]

Y sin que ninguno de los dos dijera nada, se quedaron en un limbo  donde él escribía y ella escuchaba.     Y fue precioso - pensó ella -  ser merecedora de todo aquel amor, confuso y rebelde,  oscuro y disperso, como un poema de Jack Kerouac.                                 "Mi amada que no quiere amarme: Mi vida que no puede amarme: Las seduzco a ambas".   Pero sí quisieron amarle,  sí pudieron amarle.   Fue entonces cuando la causa imposible se volvió posible  y todo acabó.  Nadie sabe,  nadie habla.    Había urgencia de subir al cielo, de bajar al infierno...  y el pasado,  no acompañó.    Con más hiel que sangre,  corriendo por las venas, con el rencor dando ceguera, y con más miedo que ganas de que se repita de nuevo la misma escena,   no hay posibilidad alguna de entender,  de pensar,  que lo que no les dieron,  ya nadie se lo va a poder dar.    Y empieza la búsqueda de sustitutos... A veces l

Malditas trincheras

"Una de las maneras más comunes y efectivas que tiene el ser humano para sabotear su propia felicidad, es buscar la más mínima imperfección hasta en los escenarios más hermosos." A mí se me da bien. ¡Qué digo bien! se me da de perlas, de maravilla, fenomenal, una destreza bien pulida y trabajada, se notan los años de experiencia. Cuando me dejo el burladero abierto y sale el ego embistiendo ya puedo hacer quiebros, que un par de revolcones siempre me llevo. Y me echo a llorar un rato o unos días, depende del tamaño del cuerno, de si alcanza a tocarme el alma o no.   Claro, recién licenciada en desapego, me confío y resulta que esto va a brotes, que de repente se me caen los muros de contención, bajo la guardia y me quedo en pelotas a la vista de todo el mundo. Y mira tú por donde me reconozco pretenciosa, insegura y celosa y me culpo por ello. Me odio por ello. Me pregunto qué tengo yo para ofrecerte, ¿un par de noches? ¿un café? ¿un monólogo que te haga bostezar? Co

Mapa de estupidez humana

Un ataque de ciencia ficción se pasa con un vaso de leche y unas magdalenas, un poco de drama y un plan de emergencia por si te da por hacer maletas. ¡Me encanta inventarme despedidas!. Esto no puede estar mal, podríamos hablar de albatros en lugar de mariposas y no pasaría nada, ¿no?, ¿o sí?. ¡Me encanta ser espectadora!. Un salto mortal bonito, con montones de pañuelos de papel, visitas al psicólogo y un par de post en tu honor. ¡Precioso! ¡Aplausos! ¡Me encanta predecir!       Estoy muerta de miedo. ¿Se nota?.     Pues no, no me encanta...