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Mostrando entradas de 2012

¡Oh, falso amor!

Como buen buscador de hazañas para contar, que juega con fuego (pero solo si no calienta demasiado), enamorado de las causas imposibles y que prefiere marcharse de puntillas y a otra cosa mariposa, lo mejor que podemos hacer las buenas musas es pasar con más pena que gloria para que, por lo menos, nos quede el consuelo de que pueda usted seguir embelleciendo servilletas de papel con preciosas palabras de poeta atormentado al que el otro sexo no entiende. Yo no le he entendido. Eso es evidente. No he entendido nada porque nunca he sido musa, ni fascinante, ni futuro imperfecto del verbo latir. Demasiadas pretensiones, demasiadas expectativas para una simple y despistada mortal. Debe ser mucho más fácil vivir en los sueños y hacer lo que sea para evitar que la magia se rompa porque es sabido que la realidad siempre es menos bonita; la realidad es lo que uno cree que es realidad y si se está convencido de que la realidad es una mierda, pues no hay mucho más que explicar.     El a

1999

Se me ocurre que podría echarte la culpa de todo y así ahorrarme el mal trago de otra mirada introspectiva de mierda. Se me ocurre entrar en cuarentena permanente y dejar así de tener la sensación de apartarme para no molestar. Se me ocurre quemar algunos libros, hacerme una lobotomía, fingir que no has existido, hacer limpieza. Se me ocurre, por una vez, no creerte cuando te leo. Se me ocurre hacerte el enorme favor de hacerme pasar por otra, esa que no quieres ver ni en pintura, esa que te imaginas que soy y con la que te gusta entretenerte cuando te aburres. Se me ocurre preguntarte para qué me interrogas, para qué gastas tu tiempo, para qué conservas mi número de teléfono. Se me ocurre darte las gracias porque eres el maestro más cabrón de todos; el que me echa de clase y me suspende año tras año. Se me ocurre darte la razón y aconsejarte que sigas haciendo lo que haces. Se me ocurre desearte lo mejor, una buena vida, una preciosa familia y unos niños obedientes y se me ocurre, ¿p

Pero cuánto has tardado...

¡Pero cuánto has tardado! Pasa mujer... Pasa... ¿Café? ¿Té? ¿Vino? Vino, sí. Mejor vino. ¿Qué me traes esta vez? Vaya, podrías ser un poco más original. ¿Qué lo sea yo, dices? Vale.. ¿Qué tal algo de morriña?, ¿Y algo más clásico? No sé.. Ammmm... ¡Nadie me quiere! ¡No tengo suerte ! ¡Soy lo peor! Ya.. Que eso es para la próxima visita. Pues te advierto que me siento muy fuerte. Que eso era antes de que tú vinieras...Ya... Bueno, pero esta vez caeré de pié, o por lo menos no le cogeré cariño a la piedra que me traes y con la que voy a tropezar esta vez; predecir y controlar, predecir y controlar, predecir y controlar... ¿Cómo dices? ¿Qué es la de siempre? Vaya, no sabía...   ...     Está bien. Es cierto, no te tocaba venir, en realidad te he llamado yo. Pero ya quédate esta noche, ¿Dónde vas a ir a estas horas? y hace frío fuera. Mañana, mañana ya seguiré esperando lo mejor.             

00:41:00

¿Pero dónde estás? ¿Por qué no vienes a verme? ¡Maldita sea tu paciencia! ¡Malditos los procesos; los encabezamientos, los desarrollos y los desenlaces! ¡Maldita la vuelta a empezar! ... Y maldita yo que ya no sé vivir sin tí.   Entras, sales, me coges y me dejas, me utilizas, hablas a través de mí y yo me disperso, me disuelvo. Soy otra, la misma, pero otra. Y me dejo caer porque cuando vienes, cuando vienes no puedo hacer otra cosa que abrazarte. Y es suficiente, no tienes que hacer nada más; ni hacerme la cena, ni quitarme los zapatos, ni arroparme, ni jugar. ¡Ya ni siquiera tienes que jugar!   No sé.. Llámame, dime algo... Tristeza, ¿Pero dónde estás? ¿Por qué ya no vienes a verme?    

Bakcheia

Imagen
Cierra los ojos. Pide un deseo. Hay una fiesta para tí... Y siete horas más tarde estábamos en Barcelona. Entramos infinitas en un carruaje azul como el océano y la fortaleza de setenta y cinco caballos que sólo pidieron una vez de beber.. Ya de noche, la ciudad condal se arrodilló ante nosotras; nos mostró su silencio, sus calles mojadas, sus laberintos y en agradecimiento, rescatamos a un alma ebria. En busca de un lugar donde descansar, encontramos el Río Nilo. El empleado miró al suelo y tragando saliva nos preguntó si queríamos camas separadas o una matrimonial... Unas horas después nuestras carcajadas se oyeron por toda la Rambla, las escuchó la estatua de Colón y también el Mosso d' Escuadra con voz de locutor de radio. Tú olías a jazmín y yo a caramelo y el mundo entero se giró ese día a nuestro paso pidiendo: "No sé qué tenéis, pero yo quiero eso...". Subimos hasta Gràcia con un vaso de papel de Starbucks en la mano que rezaba: "Feliz cumple!! =)"
Todas las noches el buda cagón rodea mi cuello con sus brazos y me dice: Te quiero mucho, mami. No debo estar haciéndolo tan mal...

Tú a Rivendel y yo a California

... Según lo que yo veo y hasta donde yo sé, intentó usted ser como Jodorowsky pero se quedó en Gollum. Y así está bien la verdad, porque si uno es Gollum, es Gollum. Y debería poner todo su empeño en ello, ser un Gollum lo mejor que se pueda sin pretender ser otra cosa, sin personajes, sin turbiedades, sin engaños. Pero, cuando uno se empeña en disfrazarse de lo que no es, la careta termina por caerse antes de que acabe la fiesta de disfraces. Ya debería haberse dado cuenta de que soy una persona con amor propio y que merezco (y exijo) ser tratada con respeto, y si la única manera que usted tiene de llamar mi atención es darme los buenos días llamándome perrilla, es que se quedó dormido al principio de la película y no se enteró de nada. Querido Gollum, deje de rebuscar en mis miserias para ver si encuentra algo con lo que atacarme y mírese lo suyo, que debe ser agotador buscar las propias debilidades en los demás. Usted no sufra por mí, yo estoy en buenas manos (las mías propias

Je suis Helen De Beauvoir

Yo me había imaginado otra historia; un ma.. ma.. mar.. Uff.. A ver si soy capaz de decirlo.. mari.. marid... (Qué calor, ¿no?) marido. Eso. Marido. Es que no me salía.. Un marido (muy) guapo, comprensivo, cariñoso, que le gustaran los niños, que se acordara de nuestro aniversario, de mi cumpleaños y vivir juntos y felices en un apartamento en el centro de una gran ciudad, quizá Madrid, o Londres, oh! Paris, o Nueva York y hacer fiestas en casa con los amigos...    Puede que me hubiera ido mejor, pero no, la verdad es que nunca me paré a pensar qué quería con respecto a mi vida sentimental hasta que mi expareja me dijo: "Te voy a comprar un medicamento para subir la líbido". En ese momento crucial en el que solo existen dos opciones (una, ahogarle con la almohada y dos, huir) empecé a valorar la posibilidad de que no se me daba bien escoger y supe, por lo menos, lo que no quería.   Y es verdad, tengo mala visión, necesito gafas. O eso, o reeducarme. O mejor las dos c

... Volaron por toda la habitación

Pasé unos días muy enfadada. Bajaba por el Carrer de Bailén con paso firme, realmente firme, casi militariano, el eyeliner bien marcado y los labios pintados de rojo, pero no cualquier rojo, no, exactamente el número 522 Insolence de Rouge de Guerlain, que era el único que mejor expresaba mi derrota. Derrota que llevé con cierta dignidad para ser una reincidente con muy pocas luces y no saber interpretar "esos silencios" tan raros y tan largos. En mi mp3 sonaba una y otra vez "Mil pedazos" de la Rosenvinge y de vez en cuando se colaba "Slackerbitch" de Placebo para recordarme aquello de: "Slackerbitch, faghag, whore, always knocking on my door". Y me acordé de la escena... Estoy sentada. Saco toda la empatía de la que dispongo y la que me falta la pinto, la pongo en bandeja y grito: "¡Estoy lista!" Y encajo el primer derechazo. Vale. Sigo en pie. No recordaba lo bien que se defienden algunas personas aun sin haber peligro. Se

Como dejar de ser Black en 3, 2, 1...

Que sí... Que soy muy bruta, que la sutileza no es mi fuerte, que es parte de mi encanto o de mi desencanto, que soy un animal, que no entiendo de nada, que todo me sale mal... Uy... ¿Y esto a qué viene ahora? Bah... Pues sí, tenéis todos razón, soy un disparate andante, una contradicción, una fotografía de alto contraste. Desengaño, perjudico, soy literalmente tóxica. Te hago creer una cosa y luego zas! te engaño, te timo y te dejo llorando en el suelo y no solo eso, me rio de tí. Me rio porque me parece graciosísimo que me quieras, ¡Pero a quién se le ocurre! ¡Serás estúpido! ¡Jajaja! (como no podía ser de otra manera, de repente mi risa suena diabólica y una luz verde sale de debajo para iluminar mi cara mientras te señalo y disfruto de tu humillación)   Mala. Oh! Me encanta que me lo llamen... ¿Qué por qué lo soy? Aún no lo tengo claro, pero he oído de todo. Quizá piense en ello en otro momento, en otro post, en otra vida.   Sigamos. ¡JAJAJA! ¡Mindundi! ¡Has caído en mis r

La importancia de saber lo que quieres (o no)

El cartel rezaba: "Pulseras de la suerte 1 euro". ¿Cómo dejar escapar aquella oportunidad? ¿Cómo no dejarle a aquellas pulseras todo el peso de tu futura buena suerte? -"Póntela en la muñeca izquierda y pide tres deseos." - "Wow! ¿Tres deseos? - le dije -  ¿Tantos? Yo no sé si quiero pedir tantas cosas! Tendré que pararme a pensar qué quiero" (Ummmm... Pararme a pensar qué quiero... Qué gran reflexión para haber dormido tan poco). Y así fué. Nos llevó un buen rato decidir qué tres deseos queríamos pedir. La gente pasaba por nuestro lado, familias con niños, estudiantes de erasmus, gitanas que ven el futuro.. Pero el autocontrol era importante. "Piensa Helena... Vamos..." Me lo tomé muy en serio y sentí realmente que aquella pulsera podía hacer por mí lo que yo misma no sé/ no quiero/ no puedo hacer. -"Quiero ser feliz!! Ya eres feliz, gilipollas... Ah, sí... Es verdad... Entonces otra cosa, algo más concreto y así el Universo y mi pu