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Mostrando entradas de octubre, 2012

Tú a Rivendel y yo a California

... Según lo que yo veo y hasta donde yo sé, intentó usted ser como Jodorowsky pero se quedó en Gollum. Y así está bien la verdad, porque si uno es Gollum, es Gollum. Y debería poner todo su empeño en ello, ser un Gollum lo mejor que se pueda sin pretender ser otra cosa, sin personajes, sin turbiedades, sin engaños. Pero, cuando uno se empeña en disfrazarse de lo que no es, la careta termina por caerse antes de que acabe la fiesta de disfraces. Ya debería haberse dado cuenta de que soy una persona con amor propio y que merezco (y exijo) ser tratada con respeto, y si la única manera que usted tiene de llamar mi atención es darme los buenos días llamándome perrilla, es que se quedó dormido al principio de la película y no se enteró de nada. Querido Gollum, deje de rebuscar en mis miserias para ver si encuentra algo con lo que atacarme y mírese lo suyo, que debe ser agotador buscar las propias debilidades en los demás. Usted no sufra por mí, yo estoy en buenas manos (las mías propias

Je suis Helen De Beauvoir

Yo me había imaginado otra historia; un ma.. ma.. mar.. Uff.. A ver si soy capaz de decirlo.. mari.. marid... (Qué calor, ¿no?) marido. Eso. Marido. Es que no me salía.. Un marido (muy) guapo, comprensivo, cariñoso, que le gustaran los niños, que se acordara de nuestro aniversario, de mi cumpleaños y vivir juntos y felices en un apartamento en el centro de una gran ciudad, quizá Madrid, o Londres, oh! Paris, o Nueva York y hacer fiestas en casa con los amigos...    Puede que me hubiera ido mejor, pero no, la verdad es que nunca me paré a pensar qué quería con respecto a mi vida sentimental hasta que mi expareja me dijo: "Te voy a comprar un medicamento para subir la líbido". En ese momento crucial en el que solo existen dos opciones (una, ahogarle con la almohada y dos, huir) empecé a valorar la posibilidad de que no se me daba bien escoger y supe, por lo menos, lo que no quería.   Y es verdad, tengo mala visión, necesito gafas. O eso, o reeducarme. O mejor las dos c

... Volaron por toda la habitación

Pasé unos días muy enfadada. Bajaba por el Carrer de Bailén con paso firme, realmente firme, casi militariano, el eyeliner bien marcado y los labios pintados de rojo, pero no cualquier rojo, no, exactamente el número 522 Insolence de Rouge de Guerlain, que era el único que mejor expresaba mi derrota. Derrota que llevé con cierta dignidad para ser una reincidente con muy pocas luces y no saber interpretar "esos silencios" tan raros y tan largos. En mi mp3 sonaba una y otra vez "Mil pedazos" de la Rosenvinge y de vez en cuando se colaba "Slackerbitch" de Placebo para recordarme aquello de: "Slackerbitch, faghag, whore, always knocking on my door". Y me acordé de la escena... Estoy sentada. Saco toda la empatía de la que dispongo y la que me falta la pinto, la pongo en bandeja y grito: "¡Estoy lista!" Y encajo el primer derechazo. Vale. Sigo en pie. No recordaba lo bien que se defienden algunas personas aun sin haber peligro. Se

Como dejar de ser Black en 3, 2, 1...

Que sí... Que soy muy bruta, que la sutileza no es mi fuerte, que es parte de mi encanto o de mi desencanto, que soy un animal, que no entiendo de nada, que todo me sale mal... Uy... ¿Y esto a qué viene ahora? Bah... Pues sí, tenéis todos razón, soy un disparate andante, una contradicción, una fotografía de alto contraste. Desengaño, perjudico, soy literalmente tóxica. Te hago creer una cosa y luego zas! te engaño, te timo y te dejo llorando en el suelo y no solo eso, me rio de tí. Me rio porque me parece graciosísimo que me quieras, ¡Pero a quién se le ocurre! ¡Serás estúpido! ¡Jajaja! (como no podía ser de otra manera, de repente mi risa suena diabólica y una luz verde sale de debajo para iluminar mi cara mientras te señalo y disfruto de tu humillación)   Mala. Oh! Me encanta que me lo llamen... ¿Qué por qué lo soy? Aún no lo tengo claro, pero he oído de todo. Quizá piense en ello en otro momento, en otro post, en otra vida.   Sigamos. ¡JAJAJA! ¡Mindundi! ¡Has caído en mis r

La importancia de saber lo que quieres (o no)

El cartel rezaba: "Pulseras de la suerte 1 euro". ¿Cómo dejar escapar aquella oportunidad? ¿Cómo no dejarle a aquellas pulseras todo el peso de tu futura buena suerte? -"Póntela en la muñeca izquierda y pide tres deseos." - "Wow! ¿Tres deseos? - le dije -  ¿Tantos? Yo no sé si quiero pedir tantas cosas! Tendré que pararme a pensar qué quiero" (Ummmm... Pararme a pensar qué quiero... Qué gran reflexión para haber dormido tan poco). Y así fué. Nos llevó un buen rato decidir qué tres deseos queríamos pedir. La gente pasaba por nuestro lado, familias con niños, estudiantes de erasmus, gitanas que ven el futuro.. Pero el autocontrol era importante. "Piensa Helena... Vamos..." Me lo tomé muy en serio y sentí realmente que aquella pulsera podía hacer por mí lo que yo misma no sé/ no quiero/ no puedo hacer. -"Quiero ser feliz!! Ya eres feliz, gilipollas... Ah, sí... Es verdad... Entonces otra cosa, algo más concreto y así el Universo y mi pu