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¿Pero dónde estás? ¿Por qué no vienes a verme? ¡Maldita sea tu paciencia! ¡Malditos los procesos; los encabezamientos, los desarrollos y los desenlaces! ¡Maldita la vuelta a empezar!

... Y maldita yo que ya no sé vivir sin tí.
 
Entras, sales, me coges y me dejas, me utilizas, hablas a través de mí y yo me disperso, me disuelvo. Soy otra, la misma, pero otra. Y me dejo caer porque cuando vienes, cuando vienes no puedo hacer otra cosa que abrazarte. Y es suficiente, no tienes que hacer nada más; ni hacerme la cena, ni quitarme los zapatos, ni arroparme, ni jugar. ¡Ya ni siquiera tienes que jugar!
 
No sé.. Llámame, dime algo... Tristeza, ¿Pero dónde estás? ¿Por qué ya no vienes a verme?
 
 

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